Con la tinta al aire
el tiempo no transita,
se sumerge errante
su postura idealista.
Sometiendo cielos
a quemarse en sus cabales
despeinando sueños
con las manos de estandarte.
Y soltar al viento
lo que el pecho remendace
haciéndose caricia
en el oido perpetuante,
segregando su vida
por las farolas cegantes
consiguiendo exclamarse,
empugnarse,
confesarse,
a su poetiza, su musa,
su poema errante.
miércoles, 27 de mayo de 2009
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